Conozco el capitalismo porque lo viví

GUANTÁNAMO.— No me trago ningún cuento sobre el capitalismo, lo viví y sé lo que significa para la dignidad del ser humano. Basta conocer los planes genocidas que persigue Estados Unidos con el bloqueo a nuestro país, para apostar por la Revolución.

Tal fue el criterio de Mirtha Brooks, jubilada del sector de la Construcción, en el intercambio que sobre esa política hostil, agravada con el Plan Bush sostuvieron vecinos de la demarcación del Consejo Popular Sur-Hospital, en la ciudad de Guantánamo con Gloria de Dios y David Camps, funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores. Tengo el privilegio de vivir frente al hospital pediátrico Pedro Agustín Pérez —dijo Mirtha— y de testificar sobre lo que es capaz de hacer la Revolución por la salud del pueblo, especialmente la de los niños. Contra nosotros se levanta el bloqueo y el Plan Bush, que pretenden matarnos por hambre, anexarnos y hacernos regresar a un pasado sin empleos, educación, salubridad ni independencia.

Tras la exposición sobre los efectos del más prolongado cerco económico, comercial y financiero que recuerde la humanidad, Josefina Heredia opinó que es necesario su estudio permanente para que se dominen sus estragos.

Mientras más sepamos del bloqueo —señaló— y de sus nefastas consecuencias en la población cubana, estaremos en condiciones de aquilatar mejor los esfuerzos de la Revolución en las diferentes esferas y continuar elevando el bienestar del pueblo, como lo muestran las cuantiosas obras de la Batalla de Ideas.

Para Luis Pérez, jubilado del sector azucarero, saber del bloqueo es estar preparado para no subestimarlo, para desmentir al enemigo cuando dice que es "teque" y pretexto de la Revolución para justificar problemas y carencias.

El bloqueo es una guerra diaria que se nos impone en todos los campos, incluso en algunos tan sensibles como el de los medicamentos. Su objetivo es asfixiarnos lentamente, por eso lo seguiremos denunciando, combatiendo y derrotando, subrayó.

Una manera de enfrentar esa política yanki y la "transición para una Cuba libre", de Bush, es trabajar mejor cada día, consagrarnos a lo que hacemos y apoyar con todas nuestras energías la obra revolucionaria, opinó Raúl Mendoza, director del seminternado 24 de Febrero, sede del encuentro.