Colmados de esperanza (I)

Por Irene Izquierdo
La humanidad mira preocupada el crecimiento del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (VIH-SIDA) y, aunque todavía queda mucho hacer, en lo relacionado con la educación sexual y la ruptura con viejos preceptos, las personas de muchos países se han vuelto un tanto más abiertas a la hora de tratar el asunto, pues comprenden que si no lo abordan, lo están ignorando, y esa es la más grave de las actitudes: silenciar un problema es negarlo.
El padecimiento llegó y es una epidemia difícil de contener. Mas, miles de científicos y personas de buena voluntad apuestan por el surgimiento de la cura definitiva. Por ello, asumen con optimismo los resultados de cuanto se investiga acerca de la pandemia. "Mientras hay vida, hay esperanzas", como diría un seropositivo. En tanto ese aliciente llega, los enfermos procuran ajustar su acción a las reglas impuestas por el virus. "Ya no tiene sentido ver que un día salí a la calle y creí: A mi no me toca. Me dejé llevar por esa especie de instinto que, en un segundo de placer, me marcó para siempre. Ahora vale el alerta a las personas sanas, quienes con solo de protegerse están a tiempo de no seguir mi derrotero". Afirmó otro paciente.
Sabia reflexión, porque la de contribuir a la reducción de esa especie de "flagelo exterminador" es una deuda de todos. Según los datos que suministra ONUSIDA, por cada caso de Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida deben considerarse de 3 a 4 de VIH, sin haber desarrollado la enfermedad.
Marcó la fecha del primer caso de seropositivo encontrado en Cuba el 10 de febrero de 1986 . Hoy están creadas las condiciones para, en medio de todo ese mal que agobia al mundo, posibilitar que no crezca el contagio tan aceleradamente.
Durante 20 años aquí han reportado cinco mil 146 seropositivos –la mitad de ellos en la capital-, de los cuales la mayoría son hombres. Desarrollaron la enfermedad dos mil 247, y fallecieron mil 177. El tratamiento es altamente costoso, pero no se escatiman recursos, ni indagaciones, ni promoción de salud, a fin de impedir la extensión del mal.